Hace más de un año que Lituania apareció en la vida de Diego Oyarzún. El formado en Universidad Católica siempre integró el fútbol chileno, pues  Deportes Valdivia, San Marcos de Arica, Unión La Calera y Palestino fueron sus clubes. Eso, hasta que Vilnus FC  formó parte de su  historia.

“Obviamente sabía dónde se encontraba el país pero más allá de eso, no. Tuve que leer e informarme para saber más cosas(…)” relata  el futbolista.  Dice que tomó el desafío como una aventura  para descubrir cosas nuevas: “Y eso a mí me motivó y me motiva hasta el día de hoy”.

Lituania, un país al norte de Europa y Vilna es su capital con cerca de 600.000 habitantes y Diego la describe como “una combinación perfecta entre lo antiguo y lo moderno (…) con un invierno largo ¡y muy frío! Lo normal acá es -15/-20 grados. En esa época se entrena y se juega en un estadio techado”, señala.

¿Chilenos por allá?  Hay solo unos cuantos y uno de ellos es precisamente Gerson Acevedo, quien milita “archirival” FK Sūduva de Lituania.​  De todas formas habla español, pues tiene dos amigos barberos colombianos.  El resto “se hace todo en inglés para ahorrar tiempo, pues mi equipo es mitad jugadores lituanos y mitad extranjeros”, explica.

Poco se sabe en Chile sobre ese lado del mundo. Desde allá, Diego nos cuenta que el deporte principal es el básquetbol y que por lo mismo,  la liga de fútbol es pequeña.  “Eso sí, es bastante competitiva. Los equipos se hacen muy fuertes jugando de local y basan su poder principalmente en lo físico. Es una liga de un fútbol muy directo sin tanta elaboración y le dan muchísima importancia a los balones detenidos”, señala.

Momentos inolvidables y otros para el olvido

Diego también ha vivido momentos difíciles en el viejo continente. Sufrió una lesión de mediana gravedad en julio pasado, por lo que incluso debió ser operado. “Fue en el peor momento, a una semana de comenzar las clasificaciones a la Europa League. Me perdí jugarlas y la tercera fase fue contra el Sevilla. Entonces imagínate, uno se prepara todo el primer semestre para esos partidos europeos”, confiesa.

Oyarzún sabe de copas internacionales. Con Palestino disputó la Sudamericana y cuando llegó a Vilna jugó la clasificación a la Champions League contra Ludogorets de Bulgaria. “Ha sido una de las experiencias más enriquecedoras y felices de mi vida futbolística. Jugar contra un equipo de tanta jerarquía que ha jugado fase de grupos de Champions fue increíble y salir a la cancha con el famoso himno… ¡uf! Momentos imborrables”.

Y como dice el dicho, después de la tormenta sale el sol. Diego, quien está acompañado de su esposa, a quien la describe como un pilar fundamental, también tiene su revancha. Hace un mes entrena con normalidad y nos cuenta además que en septiembre: “Salimos campeones de la Copa, un equivalente a la Copa Chile. Fue muy lindo. El año pasado perdimos en la final y nos quedamos con las ganas así que muy contentos todos de haberla conseguido este año. Importante también porque nos asegura volver a jugar Europa League el próximo año”.