Infaltable es el  reguetón en un camarín previo a algún partido o entrenamiento, las bromas entre compañeros o  las charlas con el entrenador. Pero para Ignacio Herrera nada de esta cotidianeidad futbolera forma parte de su día a día.

Jugar con frío extremo, una complicada diferencia horaria y viajes eternos son algunas de las experiencias que vive en el extranjero. Desde 2016 que dejó de jugar en Chile y sus destinos son países difíciles de pronunciar o que poco se sabe desde el lado pacífico.

No es su primera experiencia fuera del país, pues en 2008, tuvo su paso por el Betis. No es lo mismo viajar a los 21 que casi a los 30.  “Estuve en España el 2008 y parte del 2009 y fue de las mejores cosas que me pasaron (…) Claramente no tiene nada que ver irse con 21 que con 27”, dice.  En España se sentía como en casa y tras cinco años en Chile, los países exóticos comenzaron a formar parte de su vida. Al igual que un trabalenguas, FC Irtysh Pavlodar de Kazajistán,  Neftchi Baku PFK de Azerbaiyán y Seoul E-Land de Corea del Sur, fueron sus siguientes destinos.

“Lo de Kazajistán fue totalmente diferente porque si bien era más difícil el cambio cultural y el idioma, la madurez era otra y tenía muy claro los objetivos”, confiesa a sus 31 años recién cumplidos. “. Hay cosas que cuestan mucho, entrenar con -18 grados no es fácil y cuando nos tocaba jugar de visita los viajes eran largos, pues es el noveno país más grande del mundo”, relata el exacerero.

Pero eso fue sólo el inicio de una larga aventura, pues en el Irtysh de Pavlodar surge la posibilidad de ir al Neftchi de Baku. “Yo sé que para la gente suena a  lo miso (…) En Azerbaiyán el actual campeón jugaba en paralelo la fase de grupos de la Champions League, los dos países compiten en Europa. La gente tiende a medir las ligas por la selección nacional y en ese sentido los dos países no han podido afirmarse, pero en la liga local hay muchos extranjeros y eso miso hace que el nivel mejore mucho”, señala.

Y cruzando al otro extremo de Asia, pasando por China y Japón y a pesar de tener ofertas de Chile, Corea del Sur formó parte de su tercer “país exótico”. ¿No estabas un poco cansado de estar en una cultura tan diferente a la occidental?, le pregunto. “Me llamó directamente el entrenador que al final fue el factor determinante para venir aquí. En Azerbaiyán llevaba un año y medio y sentí que la liga en ese minuto me estaba quedando chica, son solamente ocho equipos entonces nos tocaba repetir muchas veces los mismos partidos. Me fui con mucho cariño así que dejé las puertas abiertas”, confesó Herrera.

Tres años fuera de Chile en una cultura totalmente  opuesta a la chilena. Cuenta que de las fechas que más extraña en su país es el 18 de Septiembre,  también  ver a su padre en la tribuna todos los domingos  y dice que el camarín tampoco es una cosa fácil de llevar.

En Corea del Sur sólo puede haber tres extranjeros. “El camarín coreano es más difícil. Tienen grados de jerarquía que cuesta entender, o sea el más chico tiene que obedecerle en todo al más grande y ser muy servicial, hay veces que es chocante, es un poco como era el fútbol en Chile antes. Como extranjero uno no entra en esta dinámica y se hace incómodo”, señala el formado en Universidad Católica.

Así han  pasado los años para Ignacio, quien jugó once encuentros, mayoritariamente de volante por izquierda y anotó un gol por la copa y dos por el torneo. En Corea firmó un contrato por seis meses con opción a un año más y  “al parecer la intención del club es que conversemos para poder seguir, pero el fútbol coreano quizás no es para mí”. ¿Seguirá siendo su hogar? Por ahora disfruta de sus vacaciones, analizará la oferta del club y verá si el exótico Asia continua como su presente.