La Selección Chilena Sub-20 se estrenó en el Mundial en nuestro país, enfrentando a Nueva Zelanda ante un expectante Estadio Nacional con 45.000 espectadores. El partido, marcado por la tensión y el dramatismo, culminó con una victoria chilena por 2-1, sellada con un gol en el último suspiro del encuentro.
El encuentro comenzó mostrando buen ritmo de parte de los chilenos, buscando el control del balón y la profundidad en el ataque. Sin embargo, pese a las oportunidades generadas, el primer tiempo terminó sin goles, con un 0-0 que reflejaba la falta de contundencia en los últimos metros.
La posesión fue chilena, pero Nueva Zelanda, ordenada y aplicada en defensa, lograba contener los embates y, esporádicamente, generar peligro con contragolpes rápidos.
La tónica del partido cambió en la segunda mitad. A los 54 minutos, el delantero Lautaro Millán se encargó de desatar la euforia en el Estadio Nacional. Tras una jugada colectiva, el balón llegó a sus pies y, con una precisa definición, batió al portero neozelandés, poniendo el 1-0 en el marcador. El gol chileno encendió el ambiente y la sensación de que la victoria estaba cerca comenzó a crecer entre los hinchas.
Cuando el partido entraba en su recta final, un error defensivo de Chile provocó un penal a favor de Nueva Zelanda. El encargado de ejecutarlo fue Nathan Walker, quien, con un potente disparo, venció al arquero chileno Sebastián Mella, empatando el encuentro 1-1 a los 84 minutos.
Este gol supuso un duro golpe para el combinado nacional, que veía cómo se le escapaban los tres puntos en su debut. El nerviosismo y la frustración se apoderaron del público y de los jugadores, quienes se vieron obligados a buscar el gol de la victoria en los últimos minutos.
El desenlace del partido fue digno de una película. Con el tiempo de descuento ya cumplido y el empate como un resultado casi seguro, el destino le tenía una última sorpresa a la «Rojita».
En la última jugada del partido, un centro al área neozelandesa generó confusión en la defensa visitante. El portero neozelandés cometió un grave error al soltar el balón, y el delantero chileno Ian Garguez, más vivo que nadie, aprovechó la oportunidad para empujar el esférico al fondo de la red. El gol de Garguez desató el júbilo en todo el Estadio Nacional, que explotó de alegría y emoción ante el agónico triunfo de su selección.
La victoria, si bien sufrida, fue un inicio ilusionante para Chile en el Mundial Sub-20. Demostró la capacidad del equipo para no rendirse y buscar el resultado hasta el último minuto. A pesar de los errores y las desconcentraciones, la actitud y el espíritu de lucha del equipo fueron ejemplares. El siguiente desafío para la «Rojita» sería contra Japón.