El Estadio Ciudad de Lanús – Néstor Díaz Pérez, apodado «La Fortaleza», fue el lugar que el jueves 30 de octubre de 2025 recibió la semifinal de vuelta de la Copa Sudamericana entre Lanús y Universidad de Chile. Tras un electrizante empate 2-2 en la ida en Santiago, la definición en Argentina prometía drama, y vaya que lo entregó.
El pragmatismo del equipo de Mauricio Pellegrino, el empuje de la «U» de Gustavo Álvarez, y un arbitraje envuelto en controversia, fueron los ingredientes de una noche que terminó con el triunfo 1-0 del Granate y la eliminación amarga del conjunto chileno.
El partido comenzó con la intensidad esperada para un duelo de esta magnitud. La «U» mostró un afán de protagonismo, intentando posicionarse en campo rival, pero el primer sobresalto llegó a los 4 minutos con una dura plancha de Agustín Cardozo sobre la rodilla de Javier Altamirano. El árbitro venezolano Alexis Herrera solo mostró amarilla, una decisión que, revisada por el VAR, se mantuvo, pero que para muchos mereció la expulsión.
A los 11 minutos, Lanús festejó por primera vez, pero la alegría duró poco. Marcelino Moreno definió con calidad, pero el VAR intervino, anulando el gol por un fuera de juego milimétrico. El primer tiempo se fue con el marcador en cero, con una leve superioridad de la visita en la posesión, pero sin peso real en el área, y con un Lanús compacto, que apostaba al contragolpe.
El drama se elevó al máximo en el segundo tiempo. A los 51 minutos, Universidad de Chile gritó gol a través de Felipe Salomoni, desatando la euforia azul. Sin embargo, nuevamente el VAR se hizo presente. Tras varios minutos de revisión, el gol fue anulado por una posición de adelanto de Lucas Di Yorio al inicio de la jugada, por interferir con un adversario, una decisión que comenzó a caldear los ánimos.
Solo diez minutos después, llegó el tanto que definió la serie y desató la furia en la banca azul. A los 62 minutos, en un ataque de Lanús, Rodrigo Castillo, la figura excluyente de la llave con sus tres goles, eludió a Gabriel Castellón y marcó el 1-0. El gol se revisó, no por la posición de Castillo que estaba habilitado, sino por una presunta mano de Eduardo Salvio en la gestación de la jugada. Para la consternación del pueblo azul, el árbitro Herrera validó el gol.
La «U» fue empujada por la necesidad y la rabia. Intentó con más ganas que fútbol, con cambios ofensivos como el ingreso de Leandro Fernández, pero se encontró con un muro granate y la pólvora mojada en la puntada final.
El pitazo final de Alexis Herrera selló el 1-0 definitivo a favor de Lanús, desatando una gresca generalizada entre los jugadores. Los chilenos, llenos de impotencia y frustración, reclamaron airadamente las decisiones arbitrales, en particular la validación del único gol del partido. Incluso se reportó un altercado entre el arquero suplente de Lanús, Losada, y el delantero azul, Guerra.
Lanús, con un global de 3-2, se convirtió en el segundo finalista y se medirá ante Atlético Mineiro de Brasil en la final única de la Copa Sudamericana. Para la Universidad de Chile, el sueño copero se esfumó de la manera más dolorosa, dejando en su historia una nueva página de eliminación marcada por la polémica arbitral. Alexis Herrera, para el mundo azul, quedó grabado como el villano de una noche que pudo haber sido histórica.

